La Historia interminable o la necesidad de la fantasía
Michael Ende, escritor alemán, en esta novela profundiza acerca de la
naturaleza humana, los sueños personales, y la aceptación de uno mismo; por lo
que, si aparentemente este es un libro para niños, su contenido no.
Bastián Baltasar Bux es un muchacho de unos diez u once años, pequeño
y gordo cuya pasión son los libros. “Las pasiones humanas son un misterio, y a
los niños les pasa lo mismo que a los mayores. Los que se dejan llevar por
ellas no pueden explicárselas, y los que no las han vivido no pueden
comprenderlas”, nos anuncia el narrador, y es precisamente esta pasión por las
historias contenidas en los libros, que Bastián hurtará un libro de una vieja
librería para construir él mismo, su “historia interminable”. El reino de Fantasia cuenta el libro, ha sido
destruido porque los hombres ya no creen. La Emperatriz Infantil, quien tiene
el poder sobre todas las criaturas buenas, ya sean malas, está a punto de morir
y sólo necesita un nombre proporcionado por un humano quien aun tenga
imaginación para soñar; Bastián lee, sin saber que él ya es parte de La Historia Interminable porque al final de cada capítulo se deja la
posibilidad de imaginar otra historia donde el protagonista sea el personaje
del que sólo se ha contado un poco; en la segunda parte, Bastián, coronado como
el salvador de Fantasia, se llena de
soberbia, hasta olvidar que es humano. Para regresar a su mundo, deberá
explorar las entrañas del reino de Fantasia
para encontrar un objeto que le recuerde quién es y cuál es su misión en el
reino de los humanos. Con un final conmovedor, la novela invita a una reflexión
filosófica donde las palabras origen y destino tienen una respuesta personal
para cada lector, es decir ¿quién o qué soy?, ¿de dónde vengo? y ¿cuál es mi
papel en este mundo?
Ende, Michael. La historia
interminable.
México, Alfaguara, 1994. 419 pp.
Propuesta de la L.L. Mónica Pichardo Lewenstein
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