Orlando de Virginia Woolf
La literatura que empezó a
escribirse a principios del siglo XX, rompió los esquemas estilísticos
utilizados hasta ese momento. Virginia Woolf, escritora inglesa, con su obra Orlando, inicia junto a otros maestros
como James Joyce o Marcel Proust, por citar dos ejemplos, una novela reflexiva,
psicológica, con una estructura compleja donde el monólogo interior y los
recursos cinematográficos, como el flash back están presentes. Orlando, el
personaje que da título a la novela, es un ser que a la mitad de la historia,
descubrimos su naturaleza andrógina, hermafrodita, (¿naturaleza dual que habita
en cada uno de nosotros?) y que le toca presenciar el tránsito de tres siglos
de cultura que empiezan desde la época victoriana, hasta principios del siglo
XX. Para entender Orlando, hay que
acercarse a su lectura con una actitud abierta para aceptar el simbolismo representado
en acciones, días, meses y horas que recalcan algún hecho o vivencia de la vida
de Orlando. Ésta, es una novela que explora el subconsciente individual y
social, el espíritu de la época pues ¿cuántas personas diferentes no habrá que
se alojan en uno u otro tiempo en cada espíritu humano? Si Orlando era varón,
si era mujer, “sabía los secretos, compartía las flaquezas de los dos sexos y
ese artificio le permitía aumentar los goces de la vida y multiplicar sus
experiencias” para citar en palabras del propio narrador de esta historia
enigmática. Finalmente ¿qué tanto de femenino o de masculino habita en nuestra
personalidad o en las grandes decisiones que han cambiado el rumbo de la
historia? La cuestión queda abierta para el lector que se aventure a
desentrañar el amplio campo simbólico que tiene esta obra maestra de la literatura
universal.
Redactado por la L.L. Mónica Pichardo Lewentein
Comentarios
Publicar un comentario